17 de Mayo: Día Mundial de Prevención de la Hipertensión Arterial

Sedentarismo y presión arterial elevada en niños, niñas y adolescentes argentinos



En el Día Mundial de la Hipertensión Arterial, científico del CONICET advierte sobre el aumento de la prevalencia de presión arterial elevada y factores de riesgo.

 La hipertensión arterial afecta a 1 de cada 3 argentinos y es comúnmente asociada con la edad adulta; sin embargo, varios estudios a nivel mundial indican que la proporción, o prevalencia, de niños y adolescentes con presión arterial elevada – instancia previa con el riesgo potencial de desencadenar la enfermedad de hipertensión – es similar o mayor respecto de otras enfermedades comunes de la infancia. Argentina no es la excepción. En una investigación reciente que suple la escasez de datos a nivel nacional, el médico cardiólogo e investigador del CONICET Alejandro Díaz alerta sobre los peligros para la salud de la presión arterial elevada en la temprana edad y, a su vez, de distintos factores de riesgo asociados a los hábitos de comportamiento.

El corazón de un adulto sano – como  un mecanismo de relojería – late en reposo un promedio de 60 a 100 veces por minuto, esto es unas 4 mil a 6 mil veces por hora y, aproximadamente 15 mil a 90 mil veces cada día de nuestra vida. En cada latido, se contrae y relaja – una y otra vez –  para bombear la sangre hacia las arterias de todo nuestro organismo. La presión o tensión arterial es la fuerza por unidad de área que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias al ser bombeada por el músculo cardíaco. Cuando más alta es la tensión arterial, más tiene que trabajar nuestro corazón para que la sangre circule, debido al endurecimiento de las arterias. Para determinar la presión arterial, medida en milímetros de Mercurio (mmHg), se especifican dos valores: la presión durante la contracción (máxima o sistólica) y durante el reposo entre cada latido (mínima o diastólica). Los valores normales de ambas presiones – sistólica y diastólica – son vitales para un correcto funcionamiento de los órganos y, en consecuencia, la buena salud general de nuestro cuerpo.

 

Hipertensión arterial

“La hipertensión es un factor de riesgo para desarrollar enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares que incrementan la morbilidad y mortalidad”, advierte el Dr. Alejandro Díaz, médico cardiólogo, docente, investigador del CONICET en el Instituto de Investigación en Ciencias de la Salud (IICS) de la UNICEN. La hipertensión arterial (HTA) se define como la elevación sostenida en el tiempo de los valores de presión arterial por encima de los valores normales. Puede deberse a múltiples causas: genéticas, ciertas enfermedades y de comportamiento. En adultos, los valores de presión se consideran anormales cuando superan los 140 mmHg de presión máxima y/o 90 mmHg de presión mínima. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la HTA es una enfermedad que afecta actualmente a mil millones de personas en todo el mundo y que aumenta día a día. La prevalencia creciente de HTA se atribuye, por un lado, a distintos factores “naturales” como el aumento de la población y a su envejecimiento y, por otro, a factores de riesgo relacionados con el comportamiento y el estilo de vida modernos.

El principal peligro de la HTA radica en que rara vez produce síntomas durante las primeras etapas de su desarrollo y, entonces, no es generalmente diagnosticada a tiempo. Así, produce efectos devastadores en nuestra salud sin que nos demos cuenta. Es a raíz de otros síntomas derivados que se descubren los valores altos de presión arterial. En efecto, la HTA es el principal factor de riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia renal y deterioro cognitivo. De aquí que es muy importante que todas las personas se controlen regularmente su presión arterial.

 

Niños, niñas y adolescentes en riesgo

Como si esto no bastara, en los últimos años la ocurrencia de presión arterial elevada (PAE) en la población pediátrica ha sido reconocida como un problema creciente. En Argentina, con la excepción de algunos reportes aislados, no existían estudios a gran escala sobre el tema. Una posible causa de esta carencia es que, a diferencia de los adultos, “en niños/as y adolescentes el diagnóstico no es tan directo y se consideran percentiles según el género, la talla y la edad”, explica Alejandro Díaz, autor de un estudio pionero en nuestro país, junto a la Dra. Luciana Calandra. Los resultados de su investigación fueron publicados en la revista Archivos Argentinos de Pediatría (2017). En 2018, fue distinguido por la Asociación Argentina de Hipertensión Arterial en reconocimiento a la calidad de su producción científica en el área.

Ambos profesionales realizaron una revisión sistemática de estudios existentes en nuestro país, abarcando los últimos 25 años, sobre la medición de la presión arterial en niños/as y adolescentes escolarizados con edades entre 5 y 20 años. Adicionalmente, lo que suma más valor al estudio, se evaluó la presencia de ciertos factores como diabetes, dislipemia (elevación de los valores de colesterol o triglicéridos en sangre), tabaquismo, sedentarismo, obesidad abdominal y sobrepeso. Según Díaz, estos factores de riesgo son condiciones que predisponen al desarrollo de PAE y que, de mantenerse en el tiempo, pueden conducir a HTA. “Las consecuencias de la hipertensión se reflejan en el impacto adverso sobre diversos órganos como el corazón, el cerebro, las arterias y el riñón”, agregó.

Resultados del estudio en Argentina

Los resultados del relevamiento determinaron que, en Argentina, la prevalencia de PAE en niños/as y adolescentes escolarizados fue del 6,6 %; esto es, entre 1 y 2 de cada 20 presentaron su presión elevada. Este porcentaje resulta significativo si se lo compara con otras enfermedades de la infancia, como el asma – con un 9% de prevalencia – y el autismo o la epilepsia – con prevalencias del 1% –. Estudios similares indicaron que la prevalencia de PAE en países de Europa y Estados Unidos varía entre el 1% y el 5%, mientras que en otros países de bajos y medianos ingresos alcanza el 10%. Debe aclararse que el estudio advierte sobre una posible sobreestimación de la prevalencia real de PAE dado que muchos de los datos recabados corresponden a una sola medición incidental, por lo que diferencia claramente este cuadro clínico estudiado del de HTA.

Otro resultado importante que proporcionó el análisis estadístico de los datos fue que la prevalencia de PAE se incrementó notablemente de un 4,3% en el grupo de niños/as de 5 a 10 años al 7,4% en adolescentes de 11 a 20 años. “En la transición de la niñez a la adolescencia cambian los hábitos de vida, la dieta, el ejercicio y el uso de pantallas, además cambian notablemente la talla y el peso, lo que repercute en los valores de presión”, explica Díaz.

Además, se observó una alta prevalencia de factores de riesgo cardiovascular normalmente asociados a la PAE. La baja actividad física o sedentarismo fue el factor de riesgo más común, con una prevalencia de 50%, muy por delante de la dislipemia (20%), el sobrepeso (15,4%), la obesidad abdominal (13,7%), la obesidad (11,5%) y el tabaquismo (6,5%). La prevención y el tratamiento de los factores de riesgo constituyen el desafío actual de los profesionales de la pediatría.

Como consejos de prevención indicó: consultar anualmente al pediatra para hacer un examen de salud donde se incluya la medición rutinaria de la presión arterial, el control del peso y la talla corporal; estimular a los niños a practicar actividad física de manera regular; condicionar el uso de pantallas en el hogar y fomentar hábitos saludables de alimentación. “El sedentarismo es el estilo de vida con poca actividad y movimiento. En términos generales es la ausencia de ejercicios de intensidad moderada durante 30 minutos, de 5 a 7 días a la semana. El sedentarismo se asocia directamente con la ocurrencia de presión arterial elevada. Combatir el sedentarismo es uno de los pilares de la prevención y tratamiento de la presión elevada, conjuntamente con una dieta saludable”, concluyó.

Por Diego Diaz Pace

Referencias bibliográficas:

Díaz, L. Calandra, Presión arterial elevada en niños y adolescentes escolarizados de Argentina en los últimos 25 años: revisión sistemática de estudios observacionales, Archivos Argentinos de Pediatría 115 (2017) 5-11. http://dx.doi.org/10.5546/aap.2017.5

Información general sobre la hipertensión en el mundo. Una enfermedad que mata en silencio, una crisis de salud pública mundial, OMS (2013). www.who.int